“El Ángel que nos cuida en toda
nuestra Vida”
“A la memoria de
mi madre, que partió a la eternidad. El tiempo y la resignación es bálsamo para
cicatrizar las heridas del alma”
E
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n este memorable
mes de mayo, donde recordamos al ser más querido y extraordinario, como es: “Nuestra
Madre” ella solía sacarme a pasear en sus frágiles brazos, con el orgullo de
mamá joven, marcar el teléfono desde su centro de labores para preguntar a mis
abuelitos como estoy, quisiera mamacita saludarte personalmente por tu día, y también
quizá para desearte un feliz cumpleaños, o compartir una fecha grata y
memorable junto a ti, también acostumbrabas darme la sorpresa y sorprendiéndome
con algún regalo, a pesar de mi corta edad de niña, la noble costumbre junto a
mi padre de llevarme a jugar al parque, pasearme en coche por el mismo camino
que un día te alejaste para no volver nunca más.
Mamacita nací de
sus entrañas, me viste nacer y hoy, en el mes de mayo, hace casi quince años que
Dios te recibió en sus brazos y desde entonces las caricias, los consuelos de
madre cariñosa, tierna acurrucándome con papá en tus brazos, para calmar mi
llanto, las llamadas por teléfono preguntando por mí se apagaron y ahora se
convirtieron en oraciones a la eternidad al encuentro con tu alma y las visitas
de sorpresa para saludar a la familia, se convirtieron en visitas programadas a
tu tumba, madre mía.
Madre, en este décimo
quinto año de tu fallecimiento, quiero decirte que tu dulce recuerdo aviva mi
existencia, me impulsa para ser mejor, tu figura hace presencia repentina en un
lugar apacible de la casa donde acostumbrabas descansar y en la habitación que
sigue vacía como si aún esperara tu retorno y hasta las cintas magnetofónicas
hoy poco o nada utilizadas con canciones de cuna, que disfrutábamos juntas, están
ahí esperando ser reproducidas para arrancar una sonrisa de tu bello rostro.
Todas las cosas
que usaste durante tu corta vida aún están ahí; empolvándose en el recuerdo de
una de las habitaciones, sin embargo "Lasy", la mascotita que nos acompañaba
cariñosamente en los paseos de fin de semana, también partió de este mundo y me
imagino que ahora juega contigo en la eternidad.
Mamacita, en
este mes de mayo ratifico mi promesa de seguir por la senda del bien que tú
sabiamente me señalaste cuando aún era una niña y tengo la seguridad que desde
el cielo sigues y continuarás guiando mis pasos para cumplir con mis metas
trazadas y yo, madre, seguiré amándote y recordándote hasta el día de mi partida.
Viene a mi
memoria, cuando apenas contaba con un año seis meses de nacida, ahora recuerdo
con sentida nostalgia, una fecha imborrable de mi vida, evocando con dulzura y
a la vez con melancolía un día 22 de diciembre del año 1999, en la andina
ciudad de Otuzco, por esa ley inevitable del destino, perdí la ternura, el
calor, consuelo y cariño de mi mamacita, quien falleció en su centro de labores
del Hospital de Otuzco.
Contradictoriamente
su mejor amiga de labores y también enfermera de profesión como ella, a raíz de
haberle colocado una ampolla, le produjo según los médicos un “shock
anafiláctico” y luego en cuestión de segundos se apagó su corta vida de mi
madre, ella apenas contaba con 28 años, inevitablemente amigos corresponsales
escolares hay sentimientos encontrados, que aflora en mi recuerdo en estas
fechas tan memorables y de gran significado, donde en muchas partes del mundo
se recuerda “El día de la Madre”
Es raro, porque el
tiempo transcurre rápidamente a veces pareciera que fue ayer, y otras que fue
hace dos o cuatro años, o quizá es para mí un sueño no tan dulce. Mi mamacita
de nombre Edita Gutiérrez, hace más de quince años falleció. Pero en lugar de
hacer una remembranza y cadena interminable de recuerdos tristes y pensar en lo
muchísimo que la extraño, a pesar del cariño inconmensurable que me profesan
mis abuelitos, tíos y especialmente mi papacito Jorge, sé que tengo que
sobreponerme, mostrar mi fortaleza como la hubiese agradado a mi madre, para vivir
con valores, todo esto, voy a intentar ayudar a las personas que como yo, conocen
esta experiencia, son seres en mi misma situación, es decir, gente joven que ha
perdido prematuramente a su madre, o a sus padres o tal vez a un hermano.
Me estoy basando
en mi propia experiencia para transmitir a mis compañeros de estudios y
actualmente a los corresponsales escolares, que la vida continua a pesar de sus
múltiples adversidades que se presentan, que nuestra vida se acaba en cualquier
momento, pero siempre es bueno trascender y hacer de ella, placentera y
agradable a quienes conviven con nosotras.
El tiempo, la resignación es bálsamo para
cicatrizar las heridas del alma, creo que en esta época de
conflictos sociales, de tribulación, de escándalos de corrupción de altos
funcionarios públicos, que no nos dan buen ejemplo, la muerte es pre existente
a todo, por eso, las personas que hemos perdido a un ser muy querido nos ponemos
melancólicas, en la sociedad misma murmuran y nos consuelan diciéndonos “Lo
siento mucho”, como si ellos tuvieran la culpa de que los nuestros hayan
fallecido.
Esto lleva a que
la persona por costumbre tenga que decir: “No pasa nada”. Es algo muy triste
tener que decir eso, especialmente. Sí que pasa. Así que, chicos, en vez de
decir “lo siento”, usemos una frase muy bonita: “Te acompaño en el sentimiento”.
Es muchísimo más consoladora, porque hace que los que hemos perdido a un ser
tan especial y querido no nos sintamos solos.
En esta sociedad
tan moderna, donde la era digital, la magia de las redes sociales y el internet
han capturado nuestra atención, pareciera que no hay tiempo para los duelos.
Bien, pues algo está muy claro: nadie puede “dejar atrás” la muerte de sus
padres. El dolor que sientes cuando pasa eso, es algo que tenemos que superarlo.
Lo que sucede es que, como no podríamos vivir con ese dolor tan intenso toda la
vida, el dolor se va haciendo más pequeño conforme pasa el tiempo, hasta que la
resignación nos hace comprender y afrontar la realidad, y que sólo se reaviva
en algunas ocasiones como estas. Pero que el dolor espiritual que se lleva, no
es algo que se borre de la noche a la mañana.
Entonces, se
preguntaran ¿Qué podemos hacer para ayudar, a un amigo que perdió a un ser
querido? Pues, para empezar, dejar a la persona vivir su tristeza, dejarla
echar de menos a su familiar, pero estar siempre a su lado. Sacarla a las fiestas,
ir al cine con ella, pero no la obliguemos a estar alegre. Cuando haya pasado
un tiempo prudencial ella solita se recuperará. Y la oración, las buenas
lecturas, los consejos de nuestros mayores, los paseos y las sanas amistades,
lograran reconfortar vuestra acongojada alma.
Nuestra sensibilidad
no tiene límites, también contradice ciertas frases como “¡Ah! Pero fue cuando falleció
tu mamá, tú apenas tenías solo año con seis meses, entonces no te enteraste de
nada” estas palabras sobran. La pérdida de los padres se los garantizo, siempre
se siente, incluso cuando no se llegan a conocer, sabemos que siempre hay
alguien con una situación peor, todos lo sabemos, esto no es un concurso de “A
ver quién debe estar más apenado”. Entonces respetemos el dolor ajeno.
Las innumerables
veces que acudo con mi papacito o uno de mis abuelitos a la tumba donde
descansa mi mamacita, para elevar a Dios una plegaria por ella, siento como si
ella me escuchase, no hagamos como si la persona fallecida no existiera,
respetemos su memoria, una de las cosas que más desespera al principio a las
personas en duelo es pensar que el ser querido va a ser olvidado. Nos consuela
saber que no somos los únicos que le echamos de menos o que le recordamos. Así
que no temamos mencionarla, hablar de ella, contar ciertas anécdotas, nos hará
recordarla con dulzura.
Finalmente
mamacita, vives en mis actos del cual soy responsable, estás presente en mis
oraciones, me consuela saber que fuiste una persona de bien, de noble y
generoso corazón que siempre diste más de lo que la vida te otorgó, sé que en el cielo ya compartes un lugar
privilegiado junto a personas maravillosas que también partieron a la
inmortalidad, porque viven en nuestro recuerdo, como mi querido tío abuelito y
reconocido periodista otuzcano que también nos visitaba por la casa de mis
abuelitos, su tierra natal de el querido Manuelito Jesús Orbegozo, junto a él
adorada mamita estarás compartiendo una de sus grandiosas entrevistas y
crónicas a la eternidad al recientemente fallecido Gabriel García Márquez, GABO
“El genio de las letras”.
Con
sentido Afecto,
Por: Claudia
Elizabeth Peralta Gutiérrez
Alumna del Quinto Grado del Colegio: “Inmaculada
Virgen de La Puerta” de Otuzco
Asesora:
Marleni Rojas Gallegos.
“El Ángel que nos cuida en toda nuestra Vida”